En un emocionante encuentro, el equipo femenino de fútbol de Chile sufrió una derrota por 1-0 ante el equipo de México en un partido que se disputó en el Estadio Elías Figueroa Brander de Valparaíso, con la asistencia de casi diez mil espectadores.
El partido comenzó con un emotivo homenaje de las jugadoras chilenas a sus cuatro compañeras ausentes en esta ocasión, seguido de una protesta en la que las jugadoras se sentaron en el césped durante unos segundos después del pitazo inicial.
En la primera mitad, el entrenador Luis Mena decidió reforzar la defensa y, debido a la lesión de Su Helen Galaz, optó por formar una dupla central con Fernanda Ramírez y Fernanda Pinilla. En los laterales, Karen Fuentes ocupó la derecha, mientras que Michelle Olivares Acevedo estuvo en la izquierda. En el mediocampo, se ubicaron Yastin Jiménez, Yanara Aedo, Yessenia López y en la delantera se destacó el tridente compuesto por Daniela Zamora, quien ejerció como capitana en esta ocasión, junto a Yenny Acuña y Franchesca Caniguán.
El equipo chileno buscó despejar cualquier amenaza y aprovechar las oportunidades para sus veloces atacantes, aunque en la primera mitad no lograron concretar. En defensa, se esforzaron por evitar que el balón llegara al área y la portera improvisada estuvo atenta a todas las llegadas de las jugadoras mexicanas, a excepción de un tiro de Greta Espinoza en el que tuvo ciertas dificultades.
Sin embargo, dado que estos enfrentamientos se resuelven a través de pequeños detalles, una lamentable falta de Fernanda Ramírez resultó en el espectacular gol de tiro libre anotado por Rebeca Bernal, y la portera nacional tuvo escasa capacidad para evitarlo.
En el transcurso de la segunda mitad del partido, Chile intentó avanzar sus líneas, pero México continuó generando las oportunidades más destacadas, lo que obligó a María José Urrutia a realizar intervenciones notables. Incluso, en una ocasión logró rechazar el balón con un despeje de pie, y en cada una de sus apariciones, el público que se congregó en Playa Ancha la aplaudió y le mostró su apoyo con cánticos.
El técnico utilizó todas sus naves (las pocas que tenía en el banco) y tomó la decisión de hacer ingresar a la joven Anaís Álvarez en lugar de Caniguán, y más tarde, sustituyó a Acuña con Isidora Olave en un intento por cambiar el rumbo del partido.
Finalmente, con un mayor espíritu que habilidad futbolística, el equipo se esforzó, pero se notó el agotamiento tanto del partido como de toda la campaña. Lucharon contra todas las adversidades que comenzaron a surgir después de ganar las semifinales ante Estados Unidos.
México brilla con la medalla de oro, mientras que Chile se adueña de una preciada medalla de plata que perdurará para siempre, un logro que es completamente merecido. Estas medallas son un testimonio del esfuerzo y dedicación incansables de ambos equipos, ya que nadie las regaló, y ambos las ganaron con un desempeño excepcional. Si hubiera habido un plantel completo, la historia podría haber tomado un giro diferente, pero este triunfo es un testimonio de su talento y determinación.